El terreno que pisas es el gran handicap, pues son piedras de miles de formas, unas más salientes que otras, con huecos entre medias que favorecen el partirse un tobillo y destrozarse los gemelos. Aun así vale totalmente la pena por las maravillosas vistas que te encuentras a lo largo de la ruta. El premio final, la laguna, bien vale el paseito. Un buen día de campo con mi hermano y mi sobrino.
Besos y abrazos a todos.
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